Todo el mundo sabe que el dinero, el dinero de verdad, no se gana siendo asalariado.
Y tener la libertad de probar, caerte y seguir jugando, te hace sentir como un niño.
O creces o decreces.
Parto de esta premisa: Si no se crece, se decrece.
Todo organismo está muriendo y combatiendo con las circunstacias externas, esto es así. Para evitarlo hay que crecer.
Aclarada esta premisa, continúo.
El mayor exponente del crecimiento son los niños.
Crecen física e intelectualmente a una velocidad que cualquier día el gobierno pondrá un impuesto.
En meses pasan de hablar mal, que solo les entienden los padres, a tener que pedirles, amablemente, que se callen.
En pocos años pasan de no saber gatear a ir con un patín eléctrico como si fueran zapatillas.
Todo lo aprenden a la vez. Caminar, comunicarse, relacionarse,…
Y ni siquiera tienen un plan. Solo hacen cosas de niños.
Y lo interesante es que para conseguir ese dominio, ese conocimiento, no se han puesto a estudiar ni a trabajar 8 horas cual funcionario.
No. Sin aburrirse consiguen resultados extraordinarios.
Solo necesitan una cosa, una acción:
JUGAR
Jugar para divertirse.
Mientras que se divierten consigue generar experiencia en su cerebro, adaptar su cuerpo a nuevos movimientos y acumular derrotas que le hagan resiliente.
Una cosa importante es conocer las reglas del juego. Y en las reglas se permite equivocarse pero está penalizado.
Cuando se juega se puede ganar y perder.
Los niños pierden muchas veces cuando su amigo corre más, cuando se abren la cabeza o cuando enferman. Entra dentro del juego.
El mismo juego que les hace crecer, ser más fuertes y estar preparados para las adversidades.
La mayoría por querer ser mayores, maduros o adultos dejan de jugar.
Porque todo el mundo le dice: «Hay que ser serios y trabajar.»
Así nos pasa a la mayoría de adultos que no jugamos, es decir, que no vivimos.
En los negocios pasa lo mismo.
La mayoría no prueban, no pierden, no juegan.
No jugar para no perder en la vida y, sobre todo, en los negocios tiene mal futuro.
El contexto siempre cambia y el negocio que se mantenga fijo será un carcamán con poca esperanza de vida.
En los negocios, como en la vida, si no creces, decreces.
Y para crecer la mejor forma que sabemos es JUGANDO.
Primer intento de negocio.
Se trata de una aplicación para pedir en los restaurantes desde la mesa del restaurante.
Adios a levantar la mano para llamar al camarero.
Plataforma para que profesionales de la estética compartan espacios en los locales de peluquería, estética, etc
Gastos compartidos, negocios felices.
También fracasan proyectos de otros en los que he participado.
Tienda online de ropa.
Me parece inútil poner los éxitos y llenar esto de logos de marcas reconocidas.
Inútil y aburrido.
Pretender demostrar que soy tan bueno que no he fallado nunca es insultante.
Además, que me he divertido mucho en estos proyectos fracasados como para esconderlos.
Cuando se juega, a veces se gana y muchas se pierde.
Influencers con miles de seguidores que no logran sacar dinero.
Este proyecto intenta mostrar que pueden ganar dinero y que, por un módico precio, yo les puedo ayudar.
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Páginas webs hay malas, pero jodidamente malas. Lo triste es que una de esas sea de un ser querido tuyo. ¡Qué pena!
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