Mi vida profesional

Empecemos por el principio.

Mi formación

Grado en Administración y Dirección de Empresas (ADE)

Estoy orgulloso de poder decir que me saqué la carrera a año por curso.

El único borrón, la única que suspendí y tuve que recuperar, fue Fiscalidad II.

Entender el pago de impuestos es una cosa y la doble tributación me cuesta más.

Los cuatro años mejores invertidos de mi vida.
Por la formación, por crecer intelectualmente al lado de buenos compañeros y algunos profesores excelentes en la Universidad de Alicante.

La formación universitaria me aportó ideas, conceptos y, sobre todo, una disciplina de trabajo. Todos los días dedicaba la mañana y la tarde a tomar apuntes, investigar y realizar trabajos específicos.

Día tras día.
Cuatrimestre tras cuatrimestre.

¿Mi especialidad en el cuarto curso?

Dirección estratégica.

Desde que tengo uso de razón me atraen los negocios.
Era el rarito que leís periodismo salmon. Me intrigaba mucho los números, ganar dinero y ser un día ese directivo que sale en ese tipo de periodicos.

Para ser el CEO de una gran empresa, tenía que aprender dirección estratégica.

Esa fue la motivación y luego, me encantó poder tener la visión global de un negocio, del mercado y de la política empresarial.

Master Business Administration

Tras acabar la universidad y sin mucho éxito echando curriculums (la crisis 2012 todavía coleaba) decidí cursar un Master.

Mi primera opción fue el Master en Marketing estratégico en la escuela ESIC de Valencia. Cuando ya tenía la matrícula, el piso de alquiler visto y la emoción de comenzar la nueva etapa, todo se fue al traste.

Ese año, la administración pública rechazó dar la oficialidad al curso. Sería un master NO oficial.

Busqué alternativas y la encontré: el MBA de Fundesem Business School (FBS).

En aquella época era un Master y una escuela muy bien valorada, sobre todo, localmente para el tejido empresarial de Alicante.

El profesorado era de excepción. Profesionales reales que trataban de enseñar lo que habían aprendido en su experiencia a unos alumnos de postgrado motivadisimos e inteligentes.

Los contactos en estas escuelas son un valor clave que más tarde me daría cuenta.

El curso constaba de una doble titulación, el MBA y otro máster:

Master en Dirección estrategica

Una vez acabado el master, dedicamos a la especialidad que daba derecho al otro master.

Tras dudar con la dirección financiera y despues de consultar a un profesor que me dijo, ¿dónde quieres estar dentro de 10 años? Sabiendolo, ¿qué camino deberías iniciar?

Esto es importante, porque ahora estoy retomando el camino.

Elegí la estrategia, la planificación a alto nivel del negocio y la visión global del mercado.

Salto al trabajo profesional

Aquí comienza mi experiencia laboral.

Gracias al Master, a un contacto que conocí cursandolo, entré en Mecemsa.

Una consultora tecnológica de Alicante especializada en un cliente, la inmobiliaria más grande de España en ese momento (o así me lo vendieron): Solvia

Mis tareas consistían en controlar la calidad del software que desarrollaban mis compañeros. Una tarea importante porque luego era yo quien presentaba al cliente en sus oficinas y tenía que dar la cara.

Más tarde, asistía a las reuniones de requerimientos, de seguimiento y la presentación de los proyectos.

Así tenía una visión funcional del producto, de las necesidades del cliente y la comunicación con este dentro del departamento de Alquileres.

Todo rodaba hasta que un viernes nos citaron a todos los empleados:

Habían vendido la empresa a una multinacional alemana:

GFT Technologies

El cambio fue drástico.

Pronto nos cambiamos a una oficina con mejores recursos, y mejores vistas.

Aunque continuamos dando el servicio al cliente, se reorganizó las tareas, los equipos y la forma de trabajar.

Pronto cambié de proyecto a uno propio de GFT, empecé como PMO de los proyectos que se servían a Deutsche Bank en Alemania.

La gestión de los proyectos, la presión y las reuniones saltaron al siguiente nivel. Aprendí nuevas metodologías, me convertí en el experto de Excel del equipo y fuera de él y comenzaron mis viajes a Sant Cugat (la sede de GFT en España).

Tras más de un año en el proyecto, cambié de equipo y de cliente a, un viejo conocido, Solvia.

En este caso, era un proyecto gigantesco, Zama le llamaron.

Solvia se independizaba del BancSabedell y las consecuencias tecnologias eran… complejas. Esto requería varias fases, varios equipos y una coordinación de varias consultoras, dos clientes recien divorciados y mucho dinero que perder. La presión era máxima.

Formaba parte de la migración de las aplicaciones de inmuebles, en la última fase. Los tiempos apretaban y los nervios crecían.

Mi función era testear los cambios y nuevas soluciones de las aplicaciones. Acabé los últimos meses encargado del equipo de testing, trabajando desde las oficinas de los dos clientes, con comunicación directa con los usuarios y reportando los avances diariamente al final del día (literalmente) a todos los responsables de ambos clientes.

Un periodo puro, dificil y que me reportó grandes aprendizajes.

La gestión de personas en momentos de alta presión, en casa del cliente y con usuarios reacios al cambio me dió tablas suficientes para el resto de mi vida.

La coordinación diaria con mi equipo, con mis superiores y con el cliente hizo que compañeros mios me enseñaran un master express de