Toy Story, Pixar y, en general, las productoras de contenido infantil aportan grandes ideas de Marketing.
Como en todas las industrias, hay buenas y malas compañías. También hay buenas y malas historias.
Te voy a contar una idea que saqué de Toy Story 3. Sin spoilers o sí, ¿qué más da?
El grupo de juguetes de Andy se le acaba el ciclo de vida.
Los juguetes se regalan a los niños que juegan mientras lo son (niños) y cuando por pura biología se hacen mayores dejan de jugar.
¿Qué hacer cuando se acaba el ciclo?
La peli te da las alternativas: Basura, donación o venta.
El problema ya es material, físico, de volumen. Ya son un estorbo en la habitación.
Y aquí la peli nos plantea otro ciclo de vida para el producto.
Sirve para vaqueros, agente espaciales, patatas con ojos grandes, dinosaurios y el resto de amigos juguetes.
Una alternativa que no tiene caducidad, solo van a la basura cuando están rotos. Para toda la vida.
Vender el mismo juguete a una guardería.
El propietario del juguete ya no es un niño sino la guardería.
El mismo puñetero juguete satisface otra necesidad a otro cliente y, si me apuras, hasta con otro precio.
En el primer ciclo de vida, el niño es el propietario y usuario del juguete cuya necesidad es la diversión y hasta relación de cariño.
¿Quién no recuerda algunos de sus juguetes que tenía en casa? El Buddy de cada uno.
En el segundo, el propietario es la guardería, el usuario diferentes niños que van rotando cada año y la necesidad que satisfacen es entretener a los niños solos.
Por supuesto, el producto se podría adaptar mejor a la necesidad. Por ejemplo, Buddy es blandito y con muchos detalles que dan ganas de abrazar. En la guardería se prefiere pelotas de plástico que duren sin romperse.
Ahora, puedes hacerte las preguntas: ¿podría vender mis servicios con diferente ciclo de vida? Una consultoría puntual no es lo mismo que un mantenimiento mensual.
Para encontrar nuevas oportunidades y probar nuevas cosas,
PD: Ni soy Andy ni soy un juguete pero podemos jugar juntos.